martes, 30 de mayo de 2017

Crítica: Brave New World-Iron Maiden

El pasado Lunes 29 de Mayo, se cumplían 17 años del lanzamiento del Brave New World, duodécimo álbum de estudio de los británicos Iron Maiden. Este es el primer álbum de la banda que contará con tres guitarras, a cargo de Dave Murray, Janick Gers y Adrian Smith, quién regresaría a la banda después de 12 largos años, con el Seventh Son of a Seventh Son como último trabajo junto a la agrupación. Si bien la llegada de Smith fue muy importante para rescatar a la doncella del abismo en el que se estaba hundiendo, lo que más ayudó a la banda fue el reingreso del vocalista Bruce Dickinson, quién tras siete años de haber partido, decide volver a juntarse con Harris y los muchachos para grabar este LP.

Brave New World funciona como un claro punto de inflexión para la banda. Después de una de las peores épocas de su carrera, tras haber editado álbumes como The X Factor y Virtual XI, ambos contenedores de muy poco material rescatable y mucho material para el olvido, la doncella supo resurgir de las cenizas y traernos un álbum muy distinto a lo que veníamos escuchando. No solo diferente a los discos con Blaze Bayley al micrófono, sino también a sus grandes éxitos de la década del 80. A pocas bandas puede uno referirse a la hora de analizar complejas melodías, sinfonías y armonías como Maiden. El hecho de agregar una tercera guitarra a la fórmula enriqueció dramáticamente la situación para la agrupación. Este álbum llegaría para marcar el inicio de una nueva etapa para Maiden y dar luz a este estilo más moderno y contemporáneo que la doncella ha adoptado con este LP y puesto en práctica hasta su último trabajo de estudio. Murray, Gers y Smith, son tres guitarristas con estilos muy similares al momento de ejecutar solos, riffs, licks, etc. Algunos lo verán como algo a favor con cada uno complementando a su respectivo compañero, y otros en contra con los tres quitándole posible variedad al trabajo melódico y armónico. Pero una cosa está clara. Estos hombres saben tocar.

Otro aspecto que comenzaría a aparecer mucho en este y más trabajos por venir, es la extensa duración de la composiciones. Para mediados de los noventa, Steve Harris había comenzado a adentrarse en temas con duraciones mas prolongadas. Estas canciones funcionaron como una especie de preludio para los largos cortes que comenzarían a aparecer en el futuro como por ejemplo "When the Wild Wind Blows" o "The Red and the Black". No deniego la existencia de temas largos en el pasado de la banda. Ustedes podrán pensar en "Rime of the Ancient Mariner". ¿Pero que había del otro lado de la balanza? Temas como "Flesh of the Blade" o "Aces High" que contrastaban con canciones de mayor duración. Brave New World es un álbum que alcanza la marca de una hora con seis minutos. Dejando de lado la calidad del material, no se puede negar que la duración es un factor que puede o no jugar en contra al momento de sentarse a escuchar el disco.

Al estar analizando la época post-2000, hay un punto que establece una atroz distinción entre el álbum en cuestión y discos como el Dance of Death o el A Matter of Life and Death. La distribución de las canciones. Este es un asunto al que debe darsele muchísima importancia. Al ser un álbum bastante largo, es prácticamente una obligación que el disco nos permita darnos de vez en cuando un pequeño respiro. En este caso, los temas "The Mercenary" y "The Fallen Angel" son dos pequeños mesías. Al escucharlos podemos tomar una bocanada de aire fresco y prepararnos para continuar con el resto de los temas, que demandan una escucha mucho mas atenta. No pasa lo mismo con "The Wicker Man" porque al ser el primer tema que escuchamos al reproducir el álbum, no cumple el mismo rol que las otras dos canciones. En cambio en el Dance of Death, por poner un ejemplo, la distribución de temas es paupérrima. Todas las canciones superan los cinco minutos de duración, excepto por dos de ellos, ambos de una marca menor a cuatro minutos. Y para la sorpresa de todos, estás dos canciones, son las dos primeras del disco. ¿Cómo debe hacer el oyente para no sentirse por lo menos, algo cansado de la infinita duración que cada canción? Imposible.

Cuidado, ya he mencionado y vuelvo a repetir que esto no tiene nada que ver con la calidad de las canciones. Tomemos al disco The Book of Souls. Personalmente, las canciones largas de Maiden son mi debilidad. Las composiciones extensas son muy de mi agrado, ergo mi fascinación por "el libro de almas". Pero afortunadamente no todos somos iguales en este mundo, y las piezas prolongadas no siempre son las favoritas de todos. Esto no quita, sin importar las preferencias de cada uno, que todo rockero/metalero debe saber apreciar una buena composición musical cuando se le presenta, al igual que desestimar una mala.

Pasemos ahora a ver los tres mejores temas de este Brave New World

Brave New World: Title-track y tercer tema de este trabajo de la doncella. Algo muy interesante que comenzó a incorporar la banda con este disco fue la utilización de guitarra criolla, e introducciones con un estilo mucho mas ambiental para que la voz de Bruce tome absoluto protagonismo en los principios de las canciones. Con "Brave New World" podremos empezar a apreciar el meticuloso trabajo del trío Murray, Smith y Gers con un instrumental de 1:30 donde habrá mucha presencia de solos e incluso armonías a tres guitarras. Un rasgo muy destacable, es que con este álbum la banda arrancó a agregar a las partes instrumentales melodías épicas. En este caso, la misma va desde el minuto 4:49 al 5:21. Un gran tema que nos muestra mucho de este nuevo Maiden.

Blood Brothers: Hasta el día de hoy, con no tantos años de vida como temas anteriores, se mantiene como LA balada de la banda. El bajo de Harris va progresando de manera alucinante en esta canción. Un tema que puede resultar simple a primera vista pero que esconde mucha más complejidad de la que algunos imaginan. Nuevamente melodía épica en el instrumental que va del minuto 3:25 al 3:56. Luego de una sección muy apacible, los instrumentos se irán sumando de a poco, al igual que la intensidad. Después de una última sección instrumental y el estribillo final, Bruce despedirá el tema con las palabras "And if you´re taking a walk through the garden of life". El mensaje de la banda es uno muy emotivo. Dedicado a los fanáticos, para que todos nos sintamos, en efecto, hermanos de sangre. Ya ha pasado a convertirse en himno de la banda, e infaltable en cada presentación del sexteto.

Dream of Mirrors: Muchos se quedarían con el tema "Out of the Silent Planet". Pero yo no. No solo elijo "Dream of Mirrors" sino que también le doy el mejor lugar del podio. Son muchos los factores que lo vuelven el mejor tema del álbum. Es un tema que se desarrolla y progresa lentamente, de manera que impacientes: los invito a retirarse. Tan lento que tardamos tres minutos en llegar al primer estribillo. ¿Vale la pena el build-up? Por supuesto que si. Un arreglo de guitarras impecable acompaña la voz de un angelical Bruce, que con los simples tresillos de hi-hat marcados por el titán Nicko Mcbrain, acompañan a la canción hasta este punto. Llegando al minuto 5:47 se produce el cambio importante de la canción. Aparece el ritmo Maiden (galope con triplets de guitarra) riff pesado, acompañado de melodías armónicas. Hay una cosa que no me convence del tema y es el estribillo con este ritmo de fondo. Da la sensación de que la voz de Bruce hubiese sido acelerada con computadora. Sin embargo es un detalle menor y que rápidamente es solucionado llegando al minuto 7:13 llegando a esos coros de Bruce y nuevos pedazos de solasos. Para el final la canción readoptara su ritmo inicial y de esta manera se cerrará el tema estrella de este Brave New World.

Nota Final

0-5: Aberrante
6-10:Malo
11-15:Mediocre
16-20:Supera los estándares
21-25:Bueno
26-30:Muy Bueno
31-35:Increible:32/40
36-40:ESCUCHA OBLIGADA

Brave New World es un 32/40. Es increíble que estás leyendas pudieran levantarse de aquel tropezón cuando mucha gente ya definitivamente lo veía como una caída y regresar con un disco tan bien trabajado y pulido. Las reincorporaciones de Smith y Dickinson fueron un gran golpe de suerte para Harris, y una chance para que la banda mirase nuevamente al horizonte pero con un nuevo destino. Esta nueva etapa que traería consigo el LP en cuestión, no solo le permitió a la doncella recuperar el prestigio que había perdido, sino también construir una nueva base de fanaticos, de diferentes generaciones. Pocos retornos son tan remarcables como el de Iron Maiden en el 2000. Si bien es cierto que hoy en día, el reloj le pisa los talones más que nunca a la banda, esta última etapa terminó de reivindicarlos como una de las bandas mas influyentes de la historia del rock pesado. Y eso señoras y señores no es poco.






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